Una pintora enamorada de sus diseños o una diseñadora
enamorada de sus pinturas, sea como sea Irene Calcaño ofrece esa oportunidad de
rescatar la época dónde se sacaba un abanico, y donde la femineidad florecía
con el vaivén de la mano al abanicarse, pero esta vez con el toque exclusivo de
diseños únicos y pintados a mano.
En esta oportunidad, entrevisto a esta querida diseñadora
venezolana, quien nos va a hablar de sus Abanicos CALOS .
Estoy muy segura que les
fascinaran sus abanicos, así como yo también lo he hecho.
¿Cómo defines tu trabajo con esos
hermosos abanicos?
Pintar sobre un abanico es arte. La única diferencia
con un cuadro, es la tela. De hecho, muchos pintores famosos pintaron abanicos.
Es arte y es moda, porque es un accesorio que puede llegar a ser tan lujoso y
preciado como una joya. Un accesorio que a veces termina como pieza de arte en
un gran salón, articulo decorativo sobre una mesa, o pieza de Museo, como los
de la extensa colección del Metropolitan Museum.
En cuanto a mi proceso personal, mis abanicos, a los
que ya en Venezuela e Internacionalmente todo el mundo conoce como CALOS, son
por encargo, por lo tanto, lo considero
un acto mágico, con el que me siento realizada cuando al terminarlo, la persona
que lo espera, me dice que lo ama y que la hace feliz.
Que el suyo es el
más bonito, porque siento que logré retratar el interior, la esencia, lo
intangible, y puede sonar poco modesto, pero entonces me siento Bendita. Esa es
la razón por la cual ves más de 400 CALOS, y ninguno es igual, como sus dueñas.
¿Qué o quién te inspira?
Fíjate que al principio no sabía cómo responder esa
pregunta. Porque comencé pintando lo que
sentía. Supongo que a eso es lo que se le llama Vanguardia.
Comencé con
“Animals Prints” y vinieron aproximadamente tres años seguidos en que todo era
tigre, zebra, leopardo, lince. Lo combinaba con flores exóticas, y de pronto,
era la moda. Igual me pasó con el Art Nouveau, de la noche a la mañana todo era
encajes y líneas sinuosas. Pasé a la línea LIBESKIND, inspirándome en el famoso
arquitecto Newyorkino, y vinieron los estampados gráficos, yo misma me
sorprendo de las coincidencias, pero supongo que eso es ser artista, tener unas
antenas para recibir una emoción, una necesidad colectiva y tener el don para
traducirlo.
Unos lo hacen con la música, otros con el teatro, la literatura, y otros con las artes plásticas, o la moda. Y si en algo se
fusionan estas dos últimas ramas del lenguaje de Dios, es en el abanico,
accesorio en el que, llevas un cuadro que te adorna, al punto de hacerte lucir
regia.
¿Para quién diseña Irene Calcaño?
Diseño para la persona que me encarga el CALO.
Generalmente no la conozco, de manera que le pido datos que me ayuden a
realizarle su sueño, como sus flores y colores preferidos, pintores, animales,
aromas, todas esas pistas que me puedan servir para encontrar el camino. No me
preguntes cómo, pero logro una conexión, digo yo que Universal, porque el
producto final, siempre hace feliz a su dueña.
Tal como un vestido de novia de
alta costura. Diseñado única y exclusivamente para quien lo va a portar. Algunos abanicos se me hacen “fáciles”, no
porque no me cueste pintarlos, sino porque veo clarito el diseño, y los termino
en tres, cuatro días, frenéticos, supongo que porque entiendo enseguida lo que
la persona quiere. Otros, me freno, paso dos y “nosecuantos” días más viéndolo,
hasta que el CALO, me dice para dónde ir.
¿Cuándo comenzaste?
A pintar abanicos, en Octubre de 2009. Tenía una
profesión, Escritora de Telenovelas, pero de la noche a la mañana me vi sin
canal, sin compañeros con quien escribir y tuve que volver a lo que hacía a los
doce años, pintar. Era un nicho difícil, porque no sé por qué razón, en
Venezuela, un País Tropical, donde no debería saltar nunca uno en la cartera,
la mujer había dejado de usar abanicos. Pero luego de cinco años de trabajo de
hormiguita, por fin se dio cuenta de lo elegante que es, sacar uno,
desplegarlo, y lo femenina, bella y derechita que se ve cuando lo usa, sobre
todo si son míos.
¿Aspiraciones para el futuro?
Muchas, nunca me faltan ideas. Vivo repleta de sueños.
Así como he ido rescatando en la mujer Venezolana, el uso del abanico, pretendo
que redescubra el imprescindible uso del foulard, o mascada. Otro accesorio muy
femenino, de múltiples usos, y que como el abanico reflejan glamour y
elegancia.
Un consejo/mensaje para las
personas que usan tus abanicos.
Cuando comencé, di cien tips, durante cien días, sobre
usos, formas, costumbres y razones para llevar abanico, de manera que hay por
ahí, al menos cien consejos del por qué toda mujer debe usarlos. Ahora, si me
preguntas, ¿por qué los míos? Porque es el único accesorio que te define. No
cuánto dinero tienes, o qué diseñador puedes pagar. Sólo tú eres dueña de tu CALO, sobre la Tierra, nadie más tiene
otro igual. Si eso no es ser exclusivo, no sé qué lo será.
Para finalizar esta gratísima entrevista, les dejo uno
de los 100 tips sobre abanicos de CALO -7mo CALOTIP:
“Un abanico hecho a la medida de tus sueños, es un retrato de tu
personalidad. Y un buen tema para iniciar una conversación. Si le gustas tú, tu
abanico le llamará la atención, y típico, te preguntará: ¿Y ese abanico? El
resto depende de ti”.
Contacto:
Para ponerte en contacto con Irene Calcaño puedes
realizar tu encargo vía Facebook: Irene Calcaño
“La mejor forma de llegarme es por Facebook. Mis
abanicos no están en tiendas. Son por encargo y se tardan como todas las cosas
buenas”.
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