En
1916 apertura un taller de costura en San Sebastián- España, allí comienza a
hacerse nombre como diseñador. El niño que desde los 10 años tuvo que ayudar a
su madre en el oficio de la costura, para así
sustentar a la familia, luego de la muerte de su padre, y que llegó a
ser ícono del diseño español.
Una
anécdota cuenta que, siendo niño aun, un día al salir de misa, le ofreció a hacerle
un vestido a la Marquesa de Casa Torre, madre de la que luego fue la Reina
Fabiola de Bélgica, esta le envió a casa un pedazo de tela y uno de sus más
exclusivos trajes para que lo copiara y pudiera así demostrar sus habilidades. Ya
desde pequeño se notaba su inclinación por el diseño, muy posiblemente, por crecer
rodeado entre hilos, telas y alfileteros,
con el ejemplo de su madre modista.
Años
después de su primer taller, en 1932 abre una segunda tienda en Madrid y otra
en Barcelona el año 1938, después de haber obtenido un éxito extraordinario en
París, un año antes. A la Ciudad de la Luz, se trasladó lleno de nuevas
propuestas, de gran elegancia y a menudo plagadas de pasión por el color y las
formas. Una misteriosa aguja, de encanto enigmático, que fascinó a todos que
vieron sus diseños.
En
1939 presentó una línea de hombros caídos, de cintura pinzada y caderas
redondas, estilo que anticipaba el new look de Dior de 1947. Años después se
permitió el lujo de reinventar la silueta femenina con sus vanguardistas
vestidos saco, las mangas tres cuartos, las faldas balón, el talle alto, las
caídas en forma de túnica, y la manga murciélago, formas todas ellas sostenidas
gracias a su magistral tijera y adornadas con grandes botones.
Caracterizado
por la sobriedad de sus diseños, en la década de los 50`s lanza su mítico
vestido camisero, junto al traje chaqueta y el tacón bajo. Destacan los
vestidos negros, los abrigos cuadrados sin cuello, ni botones, la manga
japonesa, los impermeables transparentes, y la predilección por los tejidos con
peso, que se enriquecían con bordados a mano, lentejuelas o pedrería.
Al
contrario de muchos diseñadores, que solo abocetaban sus creaciones, pero no
las confeccionaban, Balenciaga tuvo un pleno dominio de la costura y del manejo
de tejidos.
Marlene
Dietrich, Greta Garbo, la propia Reina Fabiola de Bélgica o la Duquesa de
Cádiz, son algunos de la larga lista de reconocidos nombres, pertenecientes a
la clientela, de este orgullo del diseño y la confección español.
Siendo
también perfumista, Balenciaga lanza su Casa Perfumera cuya, primera edición se
creó en 1947.
Su lema fue, "arquitecto para las líneas, escultor para la forma, pintor para el
color, músico para la armonía y filósofo para la medida."
En
1973, con motivo de la reapertura del Instituto de la Indumentaria en el
Metropolitan Museum de New York, se expusieron 150 de sus diseños, todos ellos
modelos de referencia ya por entonces.